Mujer Caoba

domingo, 22 de agosto de 2010

Ser una Dama

La utilización del calificativo “Dama” encuentra su mayor afluencia en la edad media, se usaba para designar a la mujer noble y distinguida. En el siglo XIV se usó para designar a las mujeres casadas de alta clase social, para el siglo XVII designa a la mujer de elevadas condiciones sociales y refinamiento, aunque no se encuentre esta casada y para los siglos XX Y XXI la idea no ha cambiado mucho, pues una dama es toda mujer de repercusión social, de gran refinamiento, cuya vida pública es sutil y bien matizada.
Desde la edad media, se conoce “la educación de una dama” consistente en formar en la mujer los hábitos y actitudes necesarios para ser una buena esposa y madre. Acabado el oscurantismo de la edad media; la ilustración permitió en la mujer cierta ampliación de los “conocimientos” como leer por ejemplo, pero claro que con el mismo fin, prepararse para la vida conyugal, para poder tener una familia, ser responsable de un hogar, alagar al hombre, decorarlo en las reuniones sociales y por supuesto mantenerlo entretenido y feliz.


Existían para aquellas épocas los colegios o institutos de señoritas, donde se les enseñaba a cocinar, planchar, bordar, decorar, leer y las reglas básicas para mantener a un hombre satisfecho. En otros niveles la mujer se convertía en dama, estudiando historia, artes y principalmente música y literatura (para deleite de los hombres en las fiestas de salón), al finalizar los estudios la mujer pasaba a ser toda una Dama de la sociedad, título que se consolidaba y ostentaba mayor éxito si la misma lograba casarse con un buen partido (entiéndase un Caballero, un hombre de títulos, influencias y poder).


Algunos de los postulados básicos de una dama de la época:
• Una dama es siempre sutil y delicada.
• Una dama posee un tono de voz tranquilo y arrullador, jamás es bulliciosa o levanta la voz.
• Nunca expresa sus emociones a viva voz, solo se limita a sonreír ligeramente, bajo ninguna circunstancia ríe a carcajadas.
• Jamás expone sus ideas políticas en público, y mucho menos ante los hombres.
• Sabe hacer de todo, pero no hace nada pues tiene quien lo haga por ella.
• No habla ante los hombres a menos que este se lo pida o le pregunte algo.
• Si tiene ideas o soluciones a problemas que un hombre no, ella no debe ostentar de tenerlos, sino que debe hacérselo saber de modo que este piense que la idea es suya.
• Siempre luce impecable, tanto en el vestir como en el peinado.

Entonces ¿soy una dama?


No me considero en ningún sentido dama, hasta me atrevo a considerar espantosa la idea, es el colmo del machismo…

Además una dama, es una mujer noble, lo que implica que no se mezcla, una mujer distinguida, es decir, con claras diferencias con el resto de los plebeyos… y las condiciones que debe cumplir una dama para ser tal: que si sutil, delicada, callada… reprimida en una palabra, por ello estoy más que feliz de no ser y no pretender ser nunca jamás una dama.

Ya que a diferencias de”las damas” yo disfruto la vida, hablo en el tono que deseo, defiendo y propugno mis ideas, frente a cualquier persona, hablo con quienes me da la gana sin atender a su clase social, no me importa si voy peinada, visto desenfadada, soy dueña de mis ideas y opiniones y hago lo que quiera con mi vida, solo por placer de ser y vivir…

Entonces a mucha honra ¡No soy una dama!

1 comentarios:

  • A las agosto 26, 2010 5:16 a. m. , Blogger Laura Nunez Quero ha dicho...

    Coincido contigo en todo lo que planteas, no soy una dama, y creo que el termino con todo lo que implica cada vez se tiene menos fuerza porque las mujeres estamos cambiando.
    Gracias Lauris por tan buen texto, que bueno que has seguido escribiendo, un abrazote.

     

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