Mujer Caoba

jueves, 2 de octubre de 2008

Mujer Caoba


“Te regalo esta rosa, aunque no iguala tu hermosura” nadie te regala caobas, robles, almendros, pinos… y es porque muy dentro de su conciencia nos ven como rosas, frágiles y sutiles rosas…





Una tarde caminaba con un amigo. Ambos disfrutábamos de una enriquecedora conversación, cuando de repente (presumo quizás que para romper con la monotonía de la conversación), mi amigo dijo: ¿te molesta el sol?...No lo creo, las rosas como tu necesitan sol.





De inmediato esta frase impactó en mí, no de buena manera debo decir, pero entendí que mi amigo inocentemente trato de elogiarme, desconociendo quizás el hecho de que esa frase resulta a mi juicio una equivocación de la humanidad (machista por historia y comodidad). De modo que con una bella sonrisa agradecí a mi amigo su intención pero de inmediato procedí a explicarle las razones por las que dicha comparación no es de mi agrado.






Las rosas son hermosas, “inspiradoras” y de maravilloso aroma, pero a la vez son débiles, frágiles y vulnerables. Sin mencionar que son representantes de los órganos sexuales, de modo que me resulta indignante que se piense en una mujer en calidad de una rosa. Que es lo mismo que pensar en un ser hermoso, placentero pero frágil, un ser diseñado con el único propósito de reproducirse.





De pronto, vi el árbol que sí es digno de simbolizar todo lo que es una mujer, vi una caoba; fuerte, vigorosa, grande, con las raíces bien plantadas en la tierra, como nosotras las mujeres, con sus amplias y acogedoras ramas así como amplios son los ideales femeninos y acogedores sus brazos y ser, con un fuerte tronco y bella, muy bella madera como bellas y fuertes somos, además de frescas, apasionadas y luchadoras.





No tengo la certeza de haber causado el mismo efecto en mi amigo, pues él estupefacto y como saliendo de un transe me miro y dijo: ¿Te molesta el sol? Y cambiamos de tema. Quizá porque todo estaba dicho o porque faltaba mucho por decir.




Entonces esa noche pensando en lo acontecido y sin poder dormir por la emoción de haberme descubierto caoba, comprendí que no sin fundamento nos comparan con rosas. Existen mujeres (muchas) que son rosas y otras que son caoba.





Las mujeres rosa permiten el maltrato y abuso contra ellas, se sientes cómodas o resignadas a la subyugación, no imponen su propio respeto ni se respetan, no luchan por lo que quieren, piensan o desean; se dejan usar como mero objeto sexual, necesitan a un hombre para que las cultive, son mujeres superficiales nacidas solo para lucirse, las que no poseen otro objetivo de vida, más que ser “esposa, amante, madre, ama de casa” y confían en que este es el destino, su destino. Son aquellas que no comprenden el “sino” *de ser.






Las mujeres caoba son mujeres radiantes y emprendedoras, viven en una lucha diaria para obtener lo que desean, son incansables, fuertes y con grandes convicciones, no se detienen ante la adversidad y no las amedrentan los malos tiempos o las opiniones de los incrédulos y prejuiciosos. La mujer caoba sabe lo que quiere, lo persigue y lo obtiene, vive intensamente, disfruta de la vida y aprende de los errores, ella es independiente y autosuficiente, tiene criterio, respeta a los demás y se hace respeta; puede ser a la vez madre, esposa, amante, amiga, ciudadana y libre, no tienen miedo a la grandeza y la libertad, pues el “sino” de ser lo conocen, respetan y viven por ello.





*sino: fenómeno por el cual nacemos de determinado sexo, sin que nada, más que el azar influya en ello.


Lauristely Peña Solano(caoba)