Mujer Caoba

domingo, 1 de febrero de 2009

MUJER Y HOGAR

Históricamente la cocina ha sido el templo de la “AMA DE CASA” calificativo este, que de hecho me parece irónico, pues es bien sabido que desde épocas inmemorables el hombre se ha creído amo de todo y lo ha sido, incluso, ha sido el amo de la casa ya que él decide qué, cómo y cuándo comer; cuándo , cómo y quién sale y entra de la casa, cuales son las horas de recreo(cuando él no está en casa), qué se hace dentro de la casa… entonces el hecho de que sea la mujer la encargada de realizar todas las actividades asociadas al hogar no significa que sea ella la ama pues decidir a qué hora lava, planchar, cocinar y bañar a los niños no es tener dominio sobre ello, pues el hombre el “JEFE DE LA FAMILIA” ejerce desde su palestra su papel dominante.




La única razón por la que se califica a las amas de casa como tal y no como esclavas de casa (verdadera posición) es para que sientan cierta satisfacción por el rol que le corresponde jugar en la familia, en la sociedad y se les olvide la explotación de la que son víctimas, porque hay que reconocerlo, el trabajo de las amas de casa es explotador y abusivo, las amas de casa viven en una faena diaria: lavan, planchan, cocinan, limpian la casa, se hacen cargo de los niños y el esposo… y eso es todos los días sin obtener por ello ninguna paga o al menos la gratificación del esposo o los hijos.



¿Hoy día hemos avanzado o retrocedido?

Las amas de casa se han convertido algunas en verdaderas “AMAS”, la mujer, madre, esposa dirige su hogar sin necesidad de esclavizarse en el, pues saben que pueden ocupar otros roles sociales igual o hasta más importantes que el de ser ama de casa; aunque otras se han visto expuestas a un mayor grado de esclavización ya que además de trabajar fuera de casa se ven obligadas a cumplir con su rol dentro de casa.



Es bueno que la sociedad empiece a disociar la idea del vinculo supuestamente inseparable de mujer-cocina, mujer-casa, porque no es cierto que la integridad de una mujer está definida por lo buena o mala ama de casa que sea, por si cocina, lava y plancha bien o mal. A un hombre no se le cuestiona por no saber hacer ninguna de esas cosas, como tampoco se le cuestiona por no saber construir una casa o arreglar un auto. Así como el hombre puede bien seleccionar su área de desempeño, las mujeres estamos en total libertad de hacer lo mismo.



¡YO NO SE COCINAR!

Y no me avergüenzo de decirlo, porque avergonzarme implica avergonzarme de de ser quien soy, y mi decisión de ser más que un ama de casa y de jugar otro rol en la sociedad. Los roles femeninos se han expandido y no es cierto que la integridad de la mujer se encuentra medida por cómo cocina, más bien se encuentra medida por ser capaz de salir adelante, triunfante y exitosa en un mundo todavía muy machista que la limita. Su integridad está en cómo supera los límites siendo una mujer. Hoy seremos grandes mujeres en cualquier área donde decidamos desempeñarnos y seremos totalmente integras en la medida que nos respetamos, respetamos a los demás y nos hacemos respetar.